Mart Ringmaa, apodado como “el hombre bomba”, acabó con la vida de 7 personas armando 12 artefactos explosivos.
Tal como en Argentina es recordado el personaje ficticio de Ricardo Darin como Simon “Bobita” Fisher en la película de Relatos Salvajes, la historia de Mart Ringmaa es una de las más conocidas en materia criminal en Estonia y es que el asesino serial apodado como “el hombre bomba”, se encargó de acabar con la vida de sietes personas y herir de gravedad a otras seis mediante el armado de 12 artefactos explosivos durante una década completa.
Nacido el dia 30 de mayo del año 1938, Ringmaa estuvo muy activo matando gente durante una década. Los doce artefactos explosivos improvisados fabricados por este sujeto acabaron siendo explotados en lugares públicos y generaron numerosas muertes, pero al igual que en la Argentina, la Justicia de Estonia tuvo un fallo polémico que generó enojo en el país.
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A pesar de haber matado a siete personas y de herir a otras seis, el 23 de marzo de 2009, el tribunal del condado de Harju condenó a Ringmaa por manipulación ilegal de artefactos explosivos y fraude a 15 años de prisión, contados desde su arresto el 11 de noviembre de 2005, lo que lo dejó con apenas unos 11 años por delante.
Según la información que recibió el tribunal y su posterior resolución, el múltiple homicida instaló un artefacto explosivo en un quiosco de recompra de botellas de vidrio situado en el número 15 de la calle Punane, Tallin, el 11 de abril de 2001; entregó un artefacto explosivo en el vestíbulo de la calle Pae 23, Tallin, el 19 de noviembre de 2003; y presentó información falsa a la Oficina de Pensiones de Tallin. Al mismo tiempo, el asesino Rigmaa fue absuelto por otros cargos de los que había sido acusado, pero en una demanda civil relacionada, se le ordenó que debía cumplir con el pago de 10.000 coronas estonias para cubrir de forma parcial los costos del abogado designado por el Estado, a la par en que también tuvo que abonar otras 20.255 coronas estonias para dar respuesta a los costos de los servicios periciales que se le habían ofrecido.
Asimismo, el fiscal del caso había solicitado hacer pagar una pena de cadena perpetua al estoniano Mart “el hombre bomba” Ringmaa, basándose en su propia evaluación, la cual considero que la ola de crímenes que había generado durante los diez años en los que fue descubierto había sido una de las mas mortíferas en toda la historia criminal de Estonia. Sin embargo, generando polémica e incluso enojo en el país, el tribunal decidió condenarlo a tan solo 15 años de prisión.
