Steve Jobs renunciaría un 24 de agosto de 2011 a su puesto en la empresa que él mismo había fundado en 1976 conmocionando al mundo con la noticia de su muerte semanas más tarde.
En el mes de octubre del año 2003 Steve Jobs fue sorprendido con un inesperado diagnóstico de cáncer de páncreas a la corta edad de 48 años. Su cuadro fue tan agresivo que para el 2011 ya no podía caminar, la enfermedad había hecho metástasis en sus huesos y los dolores eran tan fuertes que el empresario que cambió por completo la industria de la tecnología y su relación con el ser humano ya no podía ni siquiera pasar mucho tiempo acostado en su cama.
El genio creativo practicaba el budismo zen desde su juventud, por lo que era un fiel creyente de la espiritualidad y los alimentos sanos, mismos que había considerado como un antídoto contra el cáncer, por lo que rechazó ser operado hasta que la enfermedad ya se encontraba avanzada. Dicho tiempo de negación terminó por impedirle su cura.
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Para el creador de Apple, sin embargo, la historia ya se encontraba escrita y era parte de lo que lo había llevado por el camino de la innovación desde el principio hasta el final de su vida. Incluso lo dijo en su célebre discurso ante graduados de Stanford en el año 2005, momento en el que ya sabía que su cuerpo había enfermado: “Recordar que voy a estar muerto pronto es la herramienta más importante que encontré para tomar grandes decisiones en mi vida. Porque casi todas las expectativas externas, el orgullo, el miedo al fracaso o al ridículo, desaparecen frente a la muerte. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco de evitar la trampa de pensar que tenés algo para perder. Porque ya estás desnudo. Y no hay razones para no seguir a tu corazón”.
Antes de su renuncia, Jobs había estado de licencia durante siete meses y algunos rumores hasta lo habían dado por muerto, pero se negaba a renunciar a su puesto como CEO de la compañía que él mismo le había dado vida en un garaje californiano en un mes de abril del año 1976 junto a Steve Wozniak y Atari Ron Wayne, sin saber que también estaba plantando la bandera de lo que hoy seria Silicon Valley y uno de los más grandes avances de la humanidad. En aquella época, Jobs se dedicoo a pasar tiempo con su mujer Laurene Powell, a quien había conocido en el año 1989.
“Dadas las circunstancias parece evidente que la elección de la medicina alternativa por parte de Steve Jobs lo condujo innecesariamente a una muerte temprana. Steve Jobs sucumbió a la enfermedad más rápidamente por su negativa a usar la medicina convencional. Si el cáncer de Steve Jobs hubiese sido retirado quirúrgicamente poco después de su diagnóstico, él podría haber sobrevivido sin efectos secundarios”, dijo el médico de Harvard Dr. Ramzi Amir en referencia a la filosofía de vida de Jobs y su decisión de no utilizar la medicina convencional para tratar su enfermedad.
Para su renuncia formal, cuando la muerte era inminente, Steve Jobs decidió evitar sus discursos largos y enviar al directorio de Apple una breve carta en la que escribió: “Siempre dije que si llegaba el día en que ya no pudiera cumplir con mis deberes y expectativas como CEO de Apple, sería el primero en hacérselos saber. Desafortunadamente, ese día ha llegado.
“Siempre que lo evalúen conveniente, me gustaría quedar a cargo de la presidencia del Directorio y seguir desempeñándome como empleado de Apple”, dijo para sugerir como sucesor a Tim Cook, y, en seguida concluyó: “ Creo que los días más brillantes y más innovadores de Apple están aún por delante. Y espero ver y contribuir a su éxito en un nuevo papel. He hecho algunos de los mejores amigos de mi vida en Apple, y les agradezco a todos los muchos años en que he sido capaz de trabajar a su lado”.
