Tras que el IPC de febrero haya alcanzado un 6,6%, el tercer mes del año parece encaminarse a presentar un índice mayor, que afectaría la propuesta de Sergio Massa de, en abril, obtener un dato “con el tres adelante”.
Una muy mala noticia para la lista de cumplimiento de objetivos del Gobierno nacional atravesó la segunda semana de marzo: el índice de inflación de febrero que difundió el INDEC marco un 6,6% y los analistas esperan que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) supere el 7% en el mes de marzo.
En febrero la comparación entre el mismo momento del año aunque en 2022 indicó una cifra interanual del 102,5%, la más alta desde 1991. En este sentido, el IPC reveló una acumulación en el primer bimestre del año de 13,1%.
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Puntualmente, la división que más sufrió los aumentos este mes fue “alimentos y bebidas no alcohólicas”, la cual reportó una suba del 9,8%, incentivada por el alza de “Carnes y derivados” y de “Leche, productos lácteos y huevos”.
En este marco, las cifras no solo golpearon el bolsillo de la población argentina, sino que interfieren en los planes gubernamentales. En referencia a estas metas, Sergio Massa había afirmado que en el mes de abril buscaría obtener un dato “con el tres adelante” y que la inflación anual serie del 60%, confirmándolo en lo establecido para el Presupuesto 2023.
Con la revelación de los datos inflacionarios, algunos privados afirmaron que esta dinámica se encuentra lejos de detenerse. En tanto, la consultora LCG aseguró que en la primera semana de marzo, los alimentos ya promediaron una suba del 6,4%.
“Si bien la aplicación de acuerdos de precios puede moderar los aumentos en góndolas, entendemos que la dinámica inflacionaria aún no se termina de relajar. En efecto, la inflación mayorista continúa en un ritmo levemente superior al 6% mensual (101% anualizado). Una inercia alta, en conjunto con un calendario electoral plagado de desafíos (como la administración de la brecha cambiaria en un contexto de sequía), podrá amenazar con reavivar las expectativas y remarcaciones de precios”, detalló LCG.
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Bajo este marco, el economista de la consultora referida, Matías de Luca, aseguró que marzo se caracteriza por ser el mes donde la demanda de dinero comienza a caer y, por consecuencia, la inflación incrementa. “Cuando hay mucha inflación la gente se quiere sacar la plata de encima porque saben que se deprecia, entonces en vez de tenerla, aprovecha y va al supermercado, compra ropa antes de que aumente. Es decir, aumenta la velocidad de circulación del dinero”, afirmó.
“Sumado a una inercia inflacionaria difícil de desarmar en el corto plazo sin recurrir a un plan de estabilización y un crawling peg cercano al 6% mensual, en marzo se conjugará el impacto de distintos aumentos puntuales”, señaló Santiago Manoukian desde Ecolatina, donde prevén una inflación del 7% en marzo, haciendo referencia a colegios, prepagas, combustibles y tarifas.
