La congresista republicana de Estados Unidos había vinculado a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner con Xi Jinping denunciando que Argentina planeaba fabricar aviones chinos en su territorio.
El Gobierno nacional salió a desmentir la denuncia de la congresista estadounidense María Elvira Salazar, quien había afirmado que Argentina planea fabricar aviones militares para la República de China, haciendo referencia al frecuente vinculo de Alberto Fernández y Xi Jinping, una relación que habría sido impulsada por Cristina Fernández de Kirchner.
Precisamente, en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, la legisladora describió que desde la Casa Rosada estaban “haciendo un pacto con el diablo”, además de desear que Argentina se quede “en el mundo libre”.
“Lo voy a decir en español para que quede muy bien claro a mis amigos argentinos. Su presidenta y su presidente están haciendo un pacto con el diablo que puede tener consecuencias de proporciones bíblicas”, acusó la presidenta del Subcomité del Hemisferio Occidental. A la vez, la funcionaria llevó su denuncia a su página web, donde explicó que CFK se encuentra “considerando abiertamente” la posibilidad de comprar aviones combativos de origen chino tipo JF-17 y fabricarlos en el país.
Al respecto, algunas fuentes de la Casa Rosada aseguraron que la denuncia lanzada por Salazar es “absolutamente falsa”. En esta línea, agregaron que la única fábrica que aviones de combate en el territorio argentino es Fadea, la cual depende del ministerio de Defensa y sus productos son 100% nacionales. “No hay ningún proyecto para construir aviones caza chinos en nuestro país”, detallaron.
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No obstante, admitieron que dentro de los próximos meses podría hacerse una compra de aviones y que los JF17 se encuentran entre los candidatos, sin dejar de lado los Tejas de India y los F16 Estados Unidos, lo que no incluiría proyectos de construcción de aeronaves militares en el territorio.
Desde este punto, algunos vínculos cercanos de Alberto Fernández entienden que la acusación de la congresista comprende un intento de Estados Unidos de presionar al país para que no lleve a cabo negocios con China, debido a la creciente tensión que divide Oriente y Occidente en relación a la guerra de Rusia y Ucrania.