El ex Beatle ofreció un show inolvidable en el Estadio Monumental, donde repasó más de tres décadas de música con una energía inagotable. Con 82 años, Sir Paul desplegó un repertorio que mezcló clásicos de Los Beatles, Wings y su carrera solista, haciendo vibrar a un público que lo idolatra desde siempre.
En una noche que quedará marcada en la memoria de los fanáticos, Paul McCartney regresó a Buenos Aires y dejó una estela de magia en el primero de sus dos conciertos programados en el Estadio Monumental. Con una puesta impresionante y una energía inagotable, el artista británico de 82 años reafirmó su estatus de leyenda viva del rock. Fueron casi 3 horas y 33 canciones que emocionaron a un público que nunca dejó de entregarse a la nostalgia beatle y a la capacidad del músico para conectar con cada generación.
A las 21 en punto, las luces del estadio se apagaron y las pantallas laterales comenzaron a proyectar imágenes que repasaban la vida y obra de Paul. Desde sus primeros pasos con los Quarrymen hasta su consolidación con Los Beatles y su posterior etapa con Wings, la puesta en escena fue una mezcla de momentos históricos y un despliegue tecnológico de última generación. La audiencia, que llenó el Monumental con una diversidad generacional que solo un ícono de la música como Paul puede convocar, estalló en ovaciones cuando el artista pisó el escenario.
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“Paul McCartney”:
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Un setlist para la historia
El concierto comenzó a lo grande y McCartney no tardó en sumergir al público en la nostalgia. Clásicos como “Got to Get You Into My Life” y “Being for the Benefit of Mr. Kite” resonaron con fuerza, mientras la puesta visual acompañaba cada canción con imágenes y efectos que sumaban potencia a la interpretación. Pero no solo de Los Beatles vivió el repertorio; también hubo lugar para los temas de Wings, como “Let ‘Em In”, y de su carrera solista, con momentos emotivos como “My Valentine”, dedicada a su esposa Nancy Shevell, presente en el estadio.
Una de las grandes sorpresas de la noche llegó con la interpretación de “Now and Then”, la reciente canción inédita que McCartney lanzó utilizando grabaciones de John Lennon. El público, conmovido, acompañó el estreno en vivo de este tema que parece unir el pasado y el presente en una fantasía melancólica de lo que pudo haber sido.
Pura emoción junto a la leyenda de Paul McCartney
A lo largo del show, Paul dejó en claro que su conexión con la música sigue siendo profunda y vibrante. Sentado al piano, deslumbró con la desgarradora “Maybe I’m Amazed”, mientras las pantallas mostraban imágenes del joven Paul en tonos sepia, un guiño a sus años de vida campestre. Con el ukelele en mano, homenajeó a George Harrison con una emotiva versión de “Something”, que llevó al público a un estado de contemplación.
Pero uno de los momentos más significativos de la noche fue cuando Paul elevó su plataforma en el escenario para interpretar “Blackbird”. La combinación de su voz susurrada y la melodía en la guitarra, acompañada por una puesta en escena que lo proyectaba como si estuviera entre las estrellas, fue un instante que el público guardará por siempre.
Un final de fuegos y emociones
El clímax llegó con “Live and Let Die”, donde llamaradas y fuegos artificiales iluminaron el estadio y dejaron a todos sin aliento. El falso final llegó con “Hey Jude”, el clásico que el público cantó en masa, mientras sostenía en alto un mosaico de corazones celestes y blancos, preparado especialmente para la ocasión. La bandera argentina y la del orgullo LGBTIQ+ flamearon en manos de McCartney, que fue recibido con el grito de “Dale campeón”.
Para el cierre, Paul eligió “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y “The End”, bajo una lluvia de papelitos celestes y blancos que marcaron el final de una noche perfecta. Pero antes de despedirse, dejó en claro que esta no sería su última visita: “Hasta la próxima”, prometió, mientras los fanáticos comenzaban a retirarse con la certeza de haber sido parte de algo único.
El 23 de octubre, McCartney repetirá su magia en Córdoba, pero la sensación que dejó en River es que su leyenda sigue creciendo con cada presentación. Y aunque el tiempo pase, Paul McCartney sigue siendo una máquina de hacer felices a millones, sin importar la edad o las modas. Un artista eterno.