Flavio Cianciarulo cumple años: Cómo fue su rehabilitación y su regreso a la música

Flavio, el bajista y fundador de los Fabulosos Cadillacs, protagonista también del disco Peso Argento junto a Ricardo Iorio, dio detalles de la operación que le curó una lesión cervical degenerativa y su posterior recuperación.

Las imágenes impactaron y conmovieron: a Flavio Cianciarulo, uno de los fundadores de Fabulosos Cadillacs le resultaba imposible pulsar las cuerdas de su bajo. El músico está transitando una rehabilitación profunda luego de haber sido operado, en marzo pasado, para corregir una lesión cervical. Y ahora está recuperando, de a poco, el pulso necesario para volver a los escenarios. Algo que, por suerte, se concretará el próximo 12 de julio en Bogotá, cuando la banda se presente en la capital colombiana.

En los shows que el grupo fronteado por Vicentico dio por Chile, Bolivia, El Salvador y Costa Rica entre abril y junio, Flavio había sido reemplazado por su hijo Astor Cianciarulo, quien desde hace unos cuantos años ya era parte de la formación Cadillac. Mientras tanto, durante ese lapso, el bajista se guardó en Chapadmalal para entregarse a la recuperación. “Fue todo cuestión de ponerle garra, intensidad y no dejarse estar para salir adelante”, resumió el artista en diálogo con Teleshow.

“Hace unos cuantos meses percibía que, de vez en cuando, la mano derecha se me dormía un poco. Al principio sentí esos cagazos típicos de la edad, que pensás que es algo del cuore. Pero como la mano me volvía enseguida, pensaba que tal vez era porque a la noche, tomando la almohada, me cortaba solo la irrigación sanguínea, en alguna posición. Porque siempre era en ese momento que se me dormía, al levantarme. Otra cosa que me tranquilizaba era que no se trataba del brazo izquierdo, que sabemos que es el que más compromete a las cosas del corazón. Era insignificante como para que yo tomara alguna medida al respecto”, comenzó detallando Flavio acerca de cómo detectó la falla.

“Hasta que un día observé que la fuerza de pinza de la mano y de los dedos, la motricidad fina, empezó a mermar considerablemente. Le mostré a mi esposa y le dije: ‘Mirá, te agarro el brazo y mi cerebro está mandando la orden de apretarte fuerte y no pasa nada’. Al final, llegué a un punto en que me ponías un papel entre el pulgar y el índice, y el papel se me iba, no podía sostenerlo”, relató.

Ante esto, Flavio decidió visitar a su médico clínico, quien lo derivó a un neurólogo. A su vez, este último lo mandó al neurocirujano, quien tras una resonancia magnética, dio con el diagnóstico: una severa lesión cervical congénita, degenerativa, probablemente heredada.

“Fue algo bastante delicado que hizo que mi espalda convirtiera en una bomba de tiempo y yo no me daba cuenta. Me dijeron que me tenían que operar de inmediato y que la lesión me acompañaba desde hace más de 10 años, tal vez 15 o 20, incluso. Al ser degenerativa, en términos vulgares podemos decir que ‘venía mal de fábrica’ y no lo sabía. Eso ocasionó que sufriera un daño neurológico por una compresión medular, que es lo que hizo que se apagara la luz de la mano y los nervios que mandan las órdenes”, explicó.

La delicada operación implicó que le implantaran unas prótesis de acrílico y unos tornillos de titanio para descomprimir las dolencias en su espalda y reemplazar a esos discos “dañados de fábrica”. “A partir de ahí fue cruzar los dedos. Porque me dijeron que la descompresión funciona al pelo, pero había que ver si la mano regresaba. Al tener un daño neurológico y una compresión medular, podía volver o no. De ahí en adelante le empecé a poner garra con mucha kinesiología, fisioterapia y controles semanales con el neurocirujano”, contó Flavio.

Siempre inquieto, al margen de sus actividades artísticas (además de músico, también desarrolla su faceta de escritor y recientemente editó el libro Médanos oscuros) también es muy activo con el deporte y practica surf, jiu-jitsu y skate. “Al médico le pedí que me dejaran hacer lo que se pudiera, porque para mí es muy importante no dejarse estar. A Clint Eastwood siempre le preguntan cómo hace para estar como está y él dice: ‘Muy fácil, no dejo entrar al viejo’ (risas). Yo me identifico con esto hasta donde puedo. Ahora en julio voy a cumplir 60 años y le dije a los médicos que no quiero quedarme sentado esperando un arreglo, quiero moverme”, aseguró.

Dos meses después de la operación, Flavio pudo hacer algo de gimnasio y también al jiu-jitsu, la única actividad que realiza con el cuello ortopédico puesto. “El médico me dejó hacerlo, pero de manera inteligente, muy bien pensado y con el collar, hasta que al menos se cumplan cuatro meses de la operación”, contó.

Por otra parte, dijo que hace dos semanas regresó al mar. “Fui feliz, cornaleé un montón, estuve con mis hijos en el agua, sintiendo el agua salada en los labios, lo hermoso del invierno que no hay turistas (se ríe), en mis amadas playas del Sur, con este sol que nos regala estos días. No sentí nada de miedo. Como decía Asterix de Obelix, ‘Solo tengo miedo a que el cielo se me caiga en la cabeza’, después nada más. Y siempre supervisado por el médico”, dijo radiante.

Pese a esto, la mano sigue algo limitada debido al daño neurológico de la lesión. “Es loco, pero no puedo apretar un desodorante. Le digo al médico que estoy haciendo el ‘desafío Rexona’. Pero puedo hacer cosas, ¡ahora puedo abrir la heladera de mi casa! Son pequeños actos que son grandes avances para mí”, reveló.

Peso Argento: Un disco de culto en la carrera de Iorio y Flavio

Álbum atípico para el rock nacional que juntó al prócer del metal y al bajista de los Cadillacs. Bastardeado por las discográficas, amado por sus seguidores, una apuesta federal y folclórica que estuvo años descatalogado.

Uno de los discos de culto de la música de los tardíos años 90´ es sin duda el grabado por Ricardo Iorio y Flavio Cianciarulo en 1997 y que lleva por nombre Peso Argento. Un híbrido entre metal, hardcore, folclore, federalismo y covers. Se comenzó a grabar en enero de 1997 y fue lanzado en agosto de ese mismo año a través del sello independiente de Flavio, Resiste! El proceso de grabación se realizó en un estudio emblemático de la música pesada nacional: Del Abasto al Pasto, estudio de Álvaro Villagra, un nombre clave en toda esta historia.

Producido por ambos músicos de forma completamente independiente y con grabación y aportes del propio Villagra, el disco contó con invitados particulares que acercaron a Ricardo a artistas de otros géneros. El grupo folclórico La Forestal pidió tocar en “Allá en Tilcara” sin ensayo previo “Salió tremenda, como si la hubiéramos ensayado”, expresó Ricardo. El disco cuenta solo con tres covers, si bien el acuerdo previo era no tener temas de sus bandas, decidieron poner uno representativo de cada carrera. Flavio fue quien pidió “Gil Trabajador”, Iorio eligió “Mal Bicho”, y juntos hicieron “Cacique Yatel”, de Hugo Giménez Agüero, junto con Rubén Patagonia. Gran parte de la estructura musical y de la convivencia entre folclore y arreglos pesados tiene que ver con Claudio Marciello, guitarrista de Almafuerte. Según el recuerdo del propio Cianciarulo: “Marciello fue clave”, y para él se trata de un disco de los tres. “Podría haber sido Iorio-Flavio-Marciello también”.

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