Luis Miguel se presentó en la primera de las tres fechas que tiene previstas en Buenos Aires ante una multitud de fans que lo esperaron desde temprano
Los últimos serán los primeros, podría decirse para todos los afortunados que asistieron a la primera de las tres fechas que Luis Miguel tiene previstas en el Campo Argentino de Polo de Buenos Aires.
Es que la del miércoles a la noche fue la última presentación que el cantante agregó a la grilla para esta nueva visita en Argentina, tras agotar las localidades del 8 y del 9 de marzo; y la del 14 en la cancha de Instituto de Córdoba.
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Este regreso se da en el marco de su gira Luis Miguel Tour 2024, la misma que lo devolvió a los escenarios tras un largo parate y con la que llenó 10 Movistar Arena en agosto del año pasado.
Luego de la cena de gala en la Rural, donde dos mil personas disfrutaron de un concierto íntimo que duró una hora y media, y en donde repasó varios de sus hits, llegaría una serie de shows en un espacio al aire libre.
La apertura de puertas en las tres jornadas está prevista a las 17, y a las 20 el acto de apertura. La anfitriona que se ocupó de animar a la multitud a la espera del Rey Sol fue Mery Granados.
La hija de Pablo Granados va ganando cada vez más espacio en la música y su set list fue aplaudido por el público gracias a su cálida voz y su simpatía.
Para los shows del viernes y el sábado en el Campo de Polo la telonera será Natalie Pérez.
Las fanáticas fueron ingresando emocionadas, se pudo ver en sus rostros la felicidad de estar otra vez cerca de su ídolo.
Gorro, vinchas, coronitas con luces y muchas banderas pintadas a mano formaron parte del cotillón en cada uno de los sectores que componen el estadio.
En la puerta, corearon distintos hits de Luismi en efecto cadena: basta con que una arranque para que en segundos toda la fila siga con los coros.
Abrazos y lágrimas porque se sabe, como ya es un clásico, llegan fans desde todos los sectores del país y el esfuerzo es grande, pero siempre vale la pena.
La cuenta regresiva se activa y llega la hora pactada. Con algunas complicaciones en el ingreso y largas filas, el show comenzó 20 minutos después de lo previsto, a las 21,20 con exactitud.
En ese momento, tras un video que recorrió los mejores momentos de su vida, desde su infancia y sus primeras incursiones en la música hasta el presente, el nacimiento de un nuevo sol, Luis Miguel emergió en escena vestido de impecable traje negro, corbata al tono y camisa blanca.
Una hora y cuarenta minutos de delirio generalizado.
Los gritos se vuelven ensordecedores pero afortunadamente, de a poco el showman va minimizando aquellas obsesiones por el sonido y la perfección, y comienza a relajarse sobre el escenario, a conectar con su público, que es lo realmente importante.