El 11 de septiembre de 1977, Guillermo Vilas se consagraba campeón del Abierto de Estados Unidos, en un torneo que aún es recordado por la intensidad de su final y las controversias que lo rodearon. Vilas se convirtió en el mejor tenista del mundo en la cancha de Forest Hills.
Fue un instante fugaz, pero decisivo. Jimmy Connors, el oponente de Vilas, lanzó una pelota paralela que pareció irse fuera de los límites de la cancha. Sin embargo, el juez de línea no la marcó de inmediato. Guillermo Vilas, en un acto de incertidumbre, detuvo su juego y miró desesperadamente al juez.
Después de unos segundos que parecieron eternos, el árbitro señaló que el tiro de Connors había sido malo. Esto desató el festejo de Vilas: un salto con los brazos abiertos hacia el cielo, inmortalizando un momento histórico para el deporte argentino.
Seguro te interese también: Por qué el marplatense Dibu Martínez es tendencia en X
La fiebre Vilas y el impacto del US Open 1977
El triunfo de Vilas en el US Open, el último en ser disputado en polvo de ladrillo, marcó el pico de una fiebre por el tenis en Argentina, un deporte que hasta entonces era visto como una práctica de élite. Desde 1974, con sus primeras victorias importantes, Vilas había comenzado a captar la atención del público argentino, ayudando a popularizar el tenis. Su carisma y éxitos internacionales hicieron que muchos se interesaran en el deporte, apoyados por una cobertura mediática cada vez más amplia.
En 1977, el US Open fue transmitido en vivo por Canal 9, incluyendo las semifinales masculinas y la final femenina del 10 de septiembre, y el decisivo partido entre Vilas y Connors el día 11. Guillermo Salatino, un periodista deportivo presente en la cobertura, relató cómo se organizó la transmisión del evento para la televisión argentina, a pesar de las dificultades técnicas y la falta de experiencia en este tipo de transmisiones internacionales. La final alcanzó una audiencia histórica con 42 puntos de rating, a pesar de que, debido a la programación de otro canal, el partido no se pudo ver completo en vivo.
Ver esta publicación en Instagram
El festejo caótico y el reconocimiento internacional de Vilas
El final del partido fue caótico e inusual para el tenis: una multitud invadió la cancha para celebrar el triunfo de Vilas, quien había ganado el cariño del público incluso por encima de Connors, el jugador local conocido por su carácter irascible. Entre la multitud se encontraba Constancio Vigil, director ejecutivo de la revista El Gráfico, quien se encontró con Connors en una confrontación breve y luego recibió la camiseta de Vilas como un regalo especial, la cual guardó durante años.
Jimmy Connors, quien había sido un adversario histórico de Vilas desde sus días de juveniles, nunca reconoció la derrota en ese partido. Para él, el tiro que definió el partido fue bueno y ha declarado en más de una ocasión que ese partido “aún no ha terminado”. Aunque reconoció la superioridad de Vilas en ese día y que el argentino fue el mejor jugador de la temporada 1977, Connors nunca aceptó completamente la derrota, mostrando la mentalidad competitiva que define a los grandes campeones.
Vilas: el legado de un campeón
Guillermo Vilas, conocido por su meticulosidad tanto en su juego como en su vida personal, guardó muchos objetos de su carrera como verdaderos tesoros. Eduardo Puppo, periodista especializado en tenis y defensor de la lucha por el reconocimiento del número uno mundial para Vilas, reveló que el tenista guardaba en bolsas separadas los elementos utilizados en los partidos finales de los grandes torneos. En una de esas bolsas, correspondiente al US Open 1977, se encontraba su indumentaria completa, menos la remera, que Vigil había guardado por años.
Un día lleno de deporte argentino
El 11 de septiembre de 1977 fue un día memorable para el deporte argentino, no solo por el triunfo de Vilas en el US Open. Ese mismo día, en el circuito de Monza, se disputó el Gran Premio de Italia de Fórmula 1, donde Carlos Reutemann, al volante de un Ferrari, inició la carrera en primera fila. Aunque no logró terminar, la temporada sirvió de antesala para un exitoso 1978, donde el piloto argentino ganaría cuatro grandes premios.
La victoria de Vilas en Forest Hills no solo consolidó su lugar en la historia del tenis mundial, sino que también inspiró a generaciones de argentinos a seguir su pasión por el deporte, en una jornada que sigue resonando 47 años después.