Juan Florez Estrada se encontraba realizando su primer viaje a Sudamérica cuando el trágico accidente ocurrió.
Compartiendo sus últimas palabras en redes sociales, “Los que leen no roban y los que roban no leen. A por el día… en Mar del Plata”, Juan Florez Estrada publicaba dos imágenes de su recorrido por Mar del Plata, horas antes de caer de un acantilado de más de diez metros de altura en las playas de La Escondida, ubicadas en el kilómetro 549 de la ruta 11.
El Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Oscar E. Alende” declaró el deceso de Estrada a las 21:48 del mismo domingo en que la tierra bajo sus pies se desmoronó cuando quería tomarse una foto en la zona.
Cuatro días antes del fatal desenlace, Juan Florez había compartido una imagen en forma de postal sobre su travesía en Sudamérica, retratando la reserva de un pasaje de avión con destino a Mar del Plata, con un título que desgarra la triste historia: “Preparando la segunda parte del mejor viaje de mi vida”.
Juan Florez Estrada transitaba su segundo día en la ciudad. Había cumplido 39 años, tenía un hermano y dos hermanas. Nacido en El Escorial, un municipio ubicado a treinta kilómetros de Madrid, contaba con un diagnóstico de epilepsia descubierto hace tiempo.
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El hombre mantenía una relación abierta con una mujer paraguaya que había sido su acompañante en gran parte de su viaje por el continente, fue ella misma quien lo incentivo a recorrer el territorio sudamericano.
“Era un tipo alegre, loco como él solo, divertido, aventurero. Una buenísima persona que se daba con todos, hacia amigos por todos lados”, recordó uno de los amigos de la víctima.