El sumo pontífice habló de su vida cotidiana como máxima autoridad de la iglesia católica e hizo mención de su paso por La Feliz
“La comunidad tenía una casa en Mar del Plata y fui ahí”, dijo el Papa Francisco cuando le consultaron por la última vez que se tomó vacaciones e hizo referencia al año 1975 cuando visitó la ciudad previamente al derrocamiento de Isabel Perón por la dictadura cívico-militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976.
En una entrevista con Infobae, la charla con el sumo pontífice recorrió los aspectos más personales y cotidianos del papa. Entre las consultas variaron en su relación con la tecnología.
—¿Es cierto que no usa teléfono celular?
—Nunca lo tuve.
—¿Nunca?
—Cuando me hicieron obispo me regalaron uno, en el (año) 94, 92. En aquel momento era un zapato. Yo dije “Esto jamás lo voy a usar”. “Bueno, hacé una llamada”. Ahí, delante del que me lo regaló, llamé a mi hermana: “¿Cómo te va?”. ¡Pum!, corté. Se lo devolví. Y nunca más. Me da una libertad muy grande. Porque me entero de todo: tiene mi teléfono o deja el (recado) y yo llamo después. O sea, para mí no es un impedimento. Eso sí, reconozco que mis secretarios tienen celular.
—Eso significa que no ve Twitter, Instagram, Facebook.
—No, ese mundo no.
—Pero alguien le cuenta.
—Sí, sí, estoy al día. Y escribo a mano.
—¿A ver, cómo es eso?
—Cuando estudiaba en Alemania me compré una máquina de escribir en uno de esos Angebot (venta de garaje) que tienen los alemanes, por 45 marcos. Ellos los viernes se sacan de encima todo lo que pueden. Y le tomé cariño, era (con) memoria de una línea. La llevé a Buenos Aires cuando volví y la usé hasta que vine para acá, y ahí quedó. Y después ya agarré a mano.
—¿Y un mail cómo lo manda?
—A mano.
—Pero se lo da a alguien.
—Y se lo doy al secretario y él lo manda. Sí, todo a mano. Ojo, no quiero decir que es mejor que lo otro, no. Es un límite que tengo, una incapacidad, vamos a decir.
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Sin embargo, la charla llegó a un acontecimiento que cambió el modus operandi de la máxima autoridad de la iglesia católica, cuando la pregunta llegó a sus días de descanso, los cuales fueron hace 48 años en Mar del Plata.
—¿Cuándo fue la última vez que tomó vacaciones?
—En el (año) 75. A ver, que me estoy perdiendo… Sí. (En el año) 76 cayó Isabel (Perón) ¿no?
—Sí, el 24 de marzo.
—Ahí se estaba hablando que había un golpe militar que venía en el 76, y en el 75, en Mar del Plata… La comunidad tenía una casa en Mar del Plata y fui ahí. En el 76 dije “Mirá, se habla de un golpe, yo no quiero dejar solo esto”. Era provincial en aquel momento. “Andate”. Además estaba preparando la mudanza de la Curia provincial a San Miguel. Y justo se hizo el 24 de marzo, la mudanza. Y me quedé en casa.
Tras esos sucesos que marcaron la historia del país, para el Papa Francisco también significó un cambio en la rutina en cuanto a las vacaciones. “Y ahí le tomé el gusto a otro tipo de vacaciones. Leer más, escuchar música, rezar más, descansar más. Y ese estilo me terminó gustando. Y es el que repito siempre”, dijo.
