Aaron Uriel Chaves no quiso ser indagado por la fiscal María Florencia Salas y continuará detenido en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán.
En las ultimas, el acusado de matar a puñaladas a Lucio Garay (17) en la Peatonal San Martín se negó a declarar en Tribunales y seguirá detenido en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán.
Se trata de Aaron Uriel Chaves, de 18 años, quien rechazó ser indagado por la fiscal María Florencia Salas este jueves al mediodía.
El crimen de Garay se produjo el último martes a la madrugada en las inmediaciones de San Martín y Córdoba. La víctima logró llegar con vida hasta el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), pero horas después falleció. Los resultados de la autopsia de cadáver determinaron que sufrió varias lesiones punzocortantes.
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Producto de la investigación en curso, se estableció que el asesinato no se registró durante una pelea de dos grupos como había trascendido en un comienzo, si no poco después.
Según las declaraciones testimoniales, Chaves y sus amigos hacían una fila afuera de la heladería, mientras que Garay y el otro menor caminaban hacia el local de comidas rápidas ubicado enfrente. Ahí se se produjo el pisotón o el empujón y Garay dio inicio a la pelea.
Mas tarde, un joven sorprendió a Garay y lo atacó con una especie de arma blanca. Se trata de tres marcas según el dictamen de la autopsia: un corte en la ceja, una lesión sangrante en una mano y una herida mortal en el tórax.
Si bien en un principio se creyó que el asesino había actuado con un cuchillo, se determinó que el ataque fue cometido con un elemento de filo irregular y que las lesiones son punzo cortantes y circulares. Por lo que puede haber sido una especie de yuga, punzón o un destornillador, lo cual se desconoce.
El crimen de un adolescente de 17 años repercutió en toda la ciudad, particularmente en los vecinos y comerciantes del la zona.
En diálogo con La Capital, manifestaron que se encuentran organizándose para pedirle al intendente Guillermo Montenegro por escrito que tome cartas en el asunto.
“Estamos cansados. Lo de anoche se veía venir y era evitable: las banditas se viven peleando acá”. Luego agrega “no es sólo un problema de violencia que afecta a los que les toca sufrirla sino que además complica la actividad comercial”. “A nosotros nos perjudica. Trabajamos para una empresa que tiene 120 locales en todo el país y ya hace tiempo que le dejaron de invertir plata al negocio, o al menos no como lo hacen como antes, y es porque el producto que venden en este lugar no es lo mismo venderlo ahora que hace 20 años cuando lo pusieron, porque la decadencia de la zona hace que la clientela no venga acá”.
En la misma Linea, dos empleadas plantean “Nosotros en invierno cerramos a las 10 de la noche y a las 11 ya no se puede pasar por acá, es un peligro. Vuelan botellazos, se pelean los grupos de pibes, están drogas y borrachos… En el verano por ahí pasa menos pero igual pasa”.
Una vecina expresó “Esto es tierra de nadie. Yo hace 8 años que vivo en un departamento de uno estos edificios de San Martín, entre Córdoba y Santiago del Estero, y como estoy embarazada me cuesta dormir bien, y siempre me despierto porque escucho peleas, a gritos y físicas también”.
Y continúa: “A la tarde también pasa. La gente se pelea hasta por el lugar en la fila de los bancos (Provincia y Nación). Anoche oímos los insultos y vimos que se estaban peleando dos grupos, llamamos al 911 porque en el mangrullo ese que está en la esquina nunca hay nadie, y después cerramos la ventana y nos fuimos a dormir. Hoy nos levantamos y nos enteramos que habían matado a un pibe, no nos sorprende pero aún así nos cuesta entenderlo”.
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