Un inesperado drama tuvo lugar hoy durante la clausura del Congreso del Partido Comunista de China cuando dos funcionarios obligaron al expresidente chino a abandonar la sala ante la mirada de los 2.300 delegados que asisten al principal evento político en Pekín. No se ha dado ninguna explicación oficial a esta expulsión.
Hu Jintao, de 79 años y bajo cuyo mandato entre 2003 y 2013 China se convirtió en la segunda economía mundial, fue obligado a levantarse de su silla cuando uno de los funcionarios lo agarró desde atrás por las axilas y lo levantó varias veces, contra la oposición del anciano, que intentaba mantenerse en su sitio junto al actual líder, Xi Jinping, de 69 años y que con este congreso sellará su poder ilimitado al frente del gigante asiático.
En el contexto de la hermética política china, este acto supone una humillación para Hu, contraria a la visión confucionista del régimen de respetar y escuchar a los líderes precedentes. Por ello, una de las interpretaciones podría ser que durante las reuniones a puerta cerrada de esta semana haya habido graves tensiones entre Xi Jinping y su antecesor. El actual líder ha afianzado un poder absoluto durante sus primeros diez años al frente de la formación, que rompe con la costumbre establecida en las últimas cuatro décadas de abandonar de forma voluntaria la secretaría general transcurridos dos lustros y al cumplir 68 años.
Mientras desalojaban al exlíder del recinto, Xi Jinping esbozaba una inexpresiva sonrisa y se dedicó a mirar fijamente a Hu Jintao, que parecía sorprendido mientras era arrancado de su silla, y quien dedicó severas miradas al actual líder. A continuación, Xi miró al frente ignorando a Hu, con un gesto de misión cumplida.