Desde comer doce uvas hasta el color de la vestimenta, estos son los rituales más repetidos a la hora de recibir año nuevo.
“Año nuevo, vida nueva” se comenta en cada final del 31 de diciembre y, bajo esta frase, millones de personas eligen la emocionante fecha del año para renovar el ciclo y afrontar con diferente energía unos nuevos doce meses. Creyendo en las doce uvas, el blanco del vestuario o creencias particulares, todas se utilizan con el mismo objetivo.
El listado de rituales es cada vez más grande y nuevas personas se suman a ellos, algunos sin saber bien de donde vienen, pero creyendo en el poder de la buena suerte y jugando su próximo año en la creencia. A continuación, siete tradiciones de fin de año y su significado
Comer siete uvas
Esta tradición tiene sus raíces más profundas en España. En este ritual se comen doce uvas por cada mes del año, pidiendo un deseo por cada uno. Además, tiene un desafío, comer las doce frutas en tan solo un minuto.
Utilizar ropa interior de color rosa
Este ritual se sitúa en la época victoriana. Cada Navidad se suelen regalar ropa interior de color rosa para que luego, en Nochevieja, sean estrenadas con el objetivo de atraer prosperidad y buena suerte.
Vestir prendas o accesorios amarillos
En la época antigua el color amarillo estaba relacionado con la realeza y los nuevos comienzos al relacionarse con la tonalidad del sol y el oro. Es por eso que se lo vincula con la energía, los cambios y la eternidad, aunque en algunas culturas se lo vincula con la fertilidad.
Ahora, se utiliza como una renovación de ciclos, despidiendo el año y recibiendo otro periodo con esperanza y buenas vibras, atrayendo buena suerte al depositar deseos u objetivos en los pigmentos dorados.
Romper platos
Una tradición que viaja desde Dinamarca es la de romper platos, en este caso se trata estrellar contra la pared o el suelo la vajilla con la que se ha cenado, demostrando que todo lo que se rompe se puede volver a unir y transformándolo en un deseo para el año que entra.
Saltar siete olas
Las ciudades con salidas al mar llevan la delantera en esa tradición. En zonas como Brasil y el Caribe se acostumbra meterse al océano para jugar con las olas, exactamente con siete, creando un vínculo con la diosa Yemanjá, quien da fuerzas para superar las adversidades. En algunas ocasiones se suele ofrendar flores o regalar cartas al mar pidiendo favores o ayuda.
La quema de un muñeco
Similar al Carnaval en Argentina, en los países latinoamericanos de Ecuador, Colombia, Venezuela y Perú se suele quemar un muñeco que se apoda como “Año Viejo” o “El Viejo” que, con su destrucción, le da vida a un nuevo año empezando de cero.
Vestir de blanco
Esta costumbre es típica en Argentina. Vestir de blanco se relaciona con la pureza y la atracción de buenas vibras para empezar el año siguiente con una energía diferente.
