Las bombas rusas siguen cayendo sobre Jersón, ciudad del sur de Ucrania que Rusia se anexionó ilegalmente a finales de septiembre y de la que tuvo que retirarse semanas después. Al menos dos personas murieron este jueves en los ataques, que han dejado a Jersón sin electricidad, hundiendo aún más en la miseria a sus habitantes.
Las bombas rusas siguen cayendo sobre Jersón, ciudad del sur de Ucrania que Rusia se anexionó ilegalmente a finales de septiembre y de la que tuvo que retirarse semanas después. Al menos dos personas murieron este jueves en los ataques, que han dejado a Jersón sin electricidad, hundiendo aún más en la miseria a sus habitantes.
En su campaña de bombardeos masivos contra las infraestructuras energéticas ucranianas, Rusia utiliza cada vez más drones de fabricación extranjera, en su mayoría iraníes. El Ejército ucraniano ha mostrado a la prensa varios de estos aparatos recuperados tras ser derribados o caer sin explotar.
Las bombas ucranianas también alcanzaron ciudades controladas por Rusia. En Donetsk, capital de la provincia de Donetsk, los bombardeos ucranianos han dejado al menos un muerto y nueve heridos. Según el alcalde impuesto por Rusia, ha sido el mayor bombardeo contra la ciudad desde 2014. La guerra continúa sin señales de acabar.
Por otra parte, en una nota más optimista, este jueves se difundieron imágenes de 64 soldados ucranianos y un ciudadano estadounidense liberados tras un intercambio de prisioneros con Rusia.
