No pueden ir a la escuela y en la universidad se les ha limitado la oferta de carreras. Por si fuera poco, cada vez hay mas niñas en el campo trabajando la tierra, horas y horas.
Son pocas las actividades permitidas para las jóvenes por el gobierno fundamentalista islámico. Las mujeres en Afganistán no pueden ir a la escuela y en la universidad se les ha limitado la oferta de carreras. Por eso cada vez hay más niñas y jóvenes trabajando en los campos de azafrán de Afganistán.
Una industria que genera un importante ingreso económico para el país, incluso después de la llegada de los talibanes. Sin poder escapar de la vigilancia del centro de recolección, las afganas cuentan cómo ha sido la experiencia.
“Hay cientos de chicas como yo que están interesadas en venir, y todo el mundo está interesado en trabajar acá, desde la recogida de las flores hasta la elaboración. Y estoy muy contenta porque puedo ayudar a mi familia”, contó una joven de 18 años, antigua estudiante de secundaria.
Las mujeres afganas llevan más de 400 días sin poder sentarse en los pupitres de las escuelas de educación secundaria como parte de la prohibición, aparentemente temporal, de los fundamentalistas. Estos alegan que deben consensuar un programa de estudios para el género adaptado a la ley islámica.