Mientras el líder del Partido Liberal (PL) acusaba de corrupción y delincuencia organizada, el presidente del Partido de los Trabajadores (PT) cuestionaba el manejo durante la pandemia y el Amazonas.
Luego de unas semanas donde los dos candidatos declaraban sobre el otro frente a la prensa, la emisora Rede Bandeirantes emitió en prime time (horarios de máxima audiencia) su debate cara a cara, que dejó de qué hablar. El enfrentamiento con audiencia duró una hora y cuarenta, comenzando calmo, pero terminando más picante. Los dos políticos se enfrentaron poniendo en la mesa temas como la pandemia, corrupción y economía.
El actual presidente había declarado que pretendía un “debate de alto nivel”, nombrando que había vivido las “peores 24 horas de su vida, tras las acusaciones obre pedofilias que el Partido de los Trabajadores había sentenciado.
Por otro lado, Lula Da Silva comentó que pretendía mostrar “el futuro de Brasil, que es posible dar trabajo y acabar con el hambre”, remarcando que necesita “la menor abstención posible”.
Los dos equipos acompañantes de los líderes de campaña tuvieron que ser separados por rejillas, en fin de evitar enfrentamientos como en los debates anteriores.
El primer tema de debate fueron los subsidios. “Mantendremos el Auxilio Brasil vitalicio”, dictaba Bolsonaro, norma que el PT había rechazado.
Fue más adelante cuando el escándalo sobre corrupción salió a la luz, donde el actual presidente arremetió contra el candidato, que se vio sin salido y tuvo que cambiar rápidamente de tema. “Intenta decir quien será tu ministro de economía. ¿Lo has elegido o estas negociando?, acusaba. “Con el gobierno de Bolsonaro hemos alcanzado el pico de deforestación”, utilizaba Lula como contraataque.
Otro tema controversial fueron las relaciones históricas del partido de Lula, nombrando así a nuestro país. “En Argentina están buscando comida en los basureros, ¿es esto lo que queremos para nuestro país?”, atacaba el líder del PL.
Los candidatos continuaron hablando de la delincuencia organizada para luego pasar a la separación de poderes y al fin llegar a la economía, donde Lula declaró su negación ante la privatización de empresas estatales y a favor de un presupuesto participativo y Bolsonaro negó la acusación de haber comprado parlamentarios con el presupuesto secreto.
En una discusión que no parecía tener descanso solo se logró que el rechazo de los votantes hacia su contrincante aumente más que conseguir los votos neutros.
