En un crematorio de Pekín, los coches fúnebres hacen cola. La misma imagen se repite en otras ciudades chinas, como muestran vídeos en las redes sociales, poniendo en cuestión las cifras oficiales de muertos por COVID del Gobierno chino, que solo reconoce siete fallecidos desde el lunes.
En un crematorio de Pekín, los coches fúnebres hacen cola. La misma imagen se repite en otras ciudades chinas, como muestran vídeos en las redes sociales, poniendo en cuestión las cifras oficiales de muertos por COVID del Gobierno chino, que solo reconoce siete fallecidos desde el lunes.
El desmantelamiento de la restrictiva política “cero COVID” tras las protestas en numerosas ciudades ha provocado una explosión de casos de coronavirus que, de nuevo, no aparece reflejada en las estadísticas oficiales.
Los hospitales hacen frente a una gran afluencia de enfermos, las farmacias se han vaciado de medicamentos y muchas personas se autoaislan por miedo.
Expertos en sanidad estiman que el 60% de los 1.400 millones de habitantes de China podrían infectarse en los próximos meses, y advierten de que más de dos millones podrían morir.
El aumento de los casos se atribuye a la baja tasa de vacunación entre las personas mayores de 80 años, que prefieren la medicina tradicional, a una vacuna china que está resultando menos eficaz que otras disponibles y a la falta de inmunidad natural debida a los estrictos encierros impuestos por la política “Covid Cero”.