La actriz Eva De Dominici regresó a Argentina para un viaje cargado de emociones, visitando los lugares que marcaron su infancia en Lanús y Villa Fiorito. Compartió detalles íntimos de su vida familiar y sus recuerdos de niñez.
Eva De Dominici, una de las actrices argentinas más exitosas en el exterior, volvió a la Argentina en junio de 2024 para reencontrarse con su pasado. Acompañada por su pareja, Eduardo Cruz, hermano de Penélope Cruz, y el hijo de ambos, la actriz recorrió los rincones más significativos de su infancia en los barrios de Lanús y Villa Fiorito, en la zona sur del conurbano bonaerense.
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Recuerdos de infancia en su primera casa
En su visita, De Dominici mostró a su familia y seguidores en redes sociales el hogar donde creció. Con una evidente carga emotiva, la actriz llevó a su hijo a la que fue su primera casa en Lanús. “Esta es la primera casa en la que vivió mamá”, se la escucha decir en un video mientras señala la vivienda que, a pesar de su simplicidad, guarda innumerables recuerdos.
La casa de Eva es una construcción modesta, con una fachada sencilla, ventanas amplias que permiten la entrada de luz natural y una pequeña pileta en el patio trasero. La cocina, de estilo clásico, mantiene el encanto de las viviendas típicas de barrio, con detalles que remiten a los años de su niñez.
Anécdotas y recuerdos de Eva De Dominici
Durante el recorrido, la actriz también compartió algunas anécdotas familiares que atesora con cariño. Recordó, por ejemplo, el momento en que bañó por primera vez a su tía Candela, o cómo, de niña, esperaba la llegada de los Reyes Magos desde la ventana de su casa. “Una vez me tiré del balcón cuando tenía apenas cinco años”, contó entre risas, reviviendo la adrenalina de aquel momento que hoy queda solo en el anecdotario familiar.
La visita de Eva a su barrio incluyó paradas significativas, como la librería de su abuela Paulina, un lugar que solía frecuentar de niña y que hoy permanece como un símbolo de su infancia. También pasó por el Club Social Cultural y Deportivo Sud América de Lanús, donde pasaba sus tardes y su padre, Fabio Quattrocchi, aún se encarga de la cocina. “Era nuestro punto de encuentro, un refugio”, comentó De Dominici sobre el club que tanto significa para su familia.
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Un reencuentro emotivo con su primo Christian
Uno de los momentos más conmovedores de su visita fue el reencuentro con su primo Christian, quien nació con parálisis cerebral severa y es apenas dos meses mayor que ella. Eva y su primo compartieron un almuerzo familiar junto a su tía Liliana, en el que rememoraron viejas fotografías y recuerdos de los primeros años de la actriz. “Christian siempre ha sido mi inspiración. Su fuerza de voluntad y amor por la vida son admirables”, expresó Eva visiblemente emocionada.
Conexión con sus raíces
A pesar de su éxito en Hollywood, Eva De Dominici sigue manteniendo un fuerte vínculo con sus raíces. En enero, publicó en sus redes una imagen de la fachada de la casa de su infancia, acompañada de un emotivo mensaje: “Estoy lejos, pero en mi mente la visito todo el tiempo”. Este regreso a su tierra natal no solo le permitió reconectar con sus orígenes, sino también transmitir a su hijo y a su pareja parte de su historia.
Eva aprovechó cada momento en su recorrido por Villa Fiorito, mostrando a su hijo las calles por las que solía jugar, los espacios donde comenzó a soñar con ser actriz, y los rostros de quienes la vieron crecer. El regreso fue una manera de reafirmar que, a pesar de estar instalada en Los Ángeles, su corazón sigue en Lanús, entre las calles humildes y los recuerdos de una infancia feliz.
Eva De Dominici y una visita que toca el corazón de muchos
La visita de Eva De Dominici a su país y su reencuentro con su pasado deja una huella imborrable tanto en su familia como en sus seguidores. La actriz, que ha sabido conquistar la meca del cine, demuestra que la fama y el éxito no han borrado su esencia ni su arraigo a los valores que aprendió en su hogar. En su regreso, revivió momentos que forman parte de su historia personal, reforzando la idea de que siempre hay lugar para volver a casa, a ese lugar que, a pesar de la distancia, permanece inalterable en el corazón.