El dolor crónico afecta a una de cada cinco personas a nivel mundial, con impactos significativos en la calidad de vida. Expertos comparten estrategias de manejo y autocuidado basado en evidencia científica
El dolor crónico es una realidad para el 20% de la población mundial, según las últimas estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta condición, que varía de moderada a severa, impide que una de cada tres personas mantenga un estilo de vida independiente.
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El dolor muscular, en particular, afecta a personas de todas las edades y niveles de actividad física, llevando a una búsqueda constante de alivio eficaz mediante analgésicos.
La importancia del autocuidado en el manejo del dolor
La OMS define el autocuidado como la capacidad de las personas, familias y comunidades de promover y mantener su salud, prevenir enfermedades y gestionar padecimientos con o sin la ayuda de profesionales de la salud.
Este enfoque es crucial para el manejo del dolor crónico. Entender el dolor, aprender a reconocer sus señales y adoptar prácticas de autocuidado basadas en ciencia son claves para una gestión más saludable del dolor.
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Analgésicos y su uso adecuado
El ibuprofeno es frecuentemente recomendado por sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antipiréticas. Sin embargo, su uso debe ser cuidadosamente monitoreado.
El Dr. Gabriel Olarte, especialista en terapia intensiva y medicina crítica del Instituto Alexander Fleming de Buenos Aires y director del centro CENDO, explica que los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) como el ibuprofeno y el paracetamol son comúnmente utilizados para el manejo del dolor muscular.
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“El ibuprofeno actúa reduciendo la producción de prostaglandinas, sustancias químicas que causan inflamación en el cuerpo. Esto ayuda a aliviar el dolor asociado con lesiones, inflamación crónica y condiciones como la artritis”, señala Olarte. Por otro lado, el paracetamol, aunque no tiene propiedades antiinflamatorias significativas, es efectivo para el alivio del dolor leve a moderado.
Prevención y tratamiento del dolor muscular
Olarte enfatiza la importancia de la prevención del daño muscular a través del autocuidado. La mayoría de los dolores musculares se producen por posturas corporales incorrectas, sobrecarga muscular inadecuada o uso repetitivo de un grupo muscular sin tiempo de recuperación adecuado. Es fundamental prestar atención a la postura corporal y realizar ejercicios de manera controlada.
El tratamiento farmacológico del dolor muscular generalmente incluye el uso de AINES como el ibuprofeno. No obstante, es crucial no exceder las dosis máximas ni utilizarlos por períodos prolongados. “Siempre es recomendable consultar con un médico para recibir orientación sobre el uso de estos fármacos de venta libre y saber en qué casos se debe buscar atención médica adicional”, advierte Olarte.
Elección del analgésico adecuado
La elección del analgésico más apropiado debe considerar la intensidad del dolor, las condiciones médicas subyacentes del paciente y las potenciales interacciones con otros medicamentos. Tanto el paracetamol como el ibuprofeno son seguros si se usan en las dosis y los períodos de tiempo recomendados.
A la hora de decidir entre ibuprofeno y paracetamol, una clave puede ser la presencia de inflamación y la intensidad del dolor. En caso de inflamación y dolor moderado, el ibuprofeno puede ser preferible. Si la inflamación no es un factor y el dolor es leve a moderado, el paracetamol podría ser la opción indicada.
Estrategias complementarias para el manejo del dolor
Además del uso de analgésicos, existen otras estrategias que pueden ayudar a manejar el dolor muscular. La fisioterapia, el ejercicio regular, las técnicas de relajación y el control del estrés son componentes importantes de un enfoque integral. La educación sobre el manejo del dolor y el apoyo psicológico también juegan un papel crucial en la mejora de la calidad de vida de las personas con dolor crónico.
Conclusión
El dolor crónico es una condición que afecta significativamente la vida de millones de personas en todo el mundo. A través del autocuidado basado en evidencia y la consulta con profesionales de la salud, es posible manejar y aliviar el dolor de manera efectiva.
La combinación de tratamientos farmacológicos adecuados y estrategias complementarias puede mejorar la calidad de vida y ayudar a las personas a mantener un estilo de vida independiente.
