La Selección Argentina de hockey luchó hasta el último segundo, como la Selección de fútbol, pero no consiguió empatar y quedó eliminada de los Juegos Olímpicos.
Se sabía que iba a ser una parada bravísima. Después de una primera fase de los Juegos Olímpicos en la que no pudieron mostrar todo su potencial, pero dejaron buenas sensaciones de cara a los cuartos de final, Los Leones tuvieron la tarea de plantársele a Alemania, que además de ser el último campeón mundial hizo una zona de grupos casi perfecta.
Por cómo lo hicieron, con la garra que los caracteriza, esas distancias que los separaban fueron mitigadas. Sin embargo, no alcanzó para que hubiera batacazo: fue 3-2 para los teutones y, para la Argentina, la eliminación de los Juegos Olímpicos de París 2024.
En la previa había una historia muy particular, que es la de Gonzalo Peillat, el argentino que ganó un oro olímpico con su bandera (aquella victoria inolvidable en Río 2016) y que se encuentra buscando otro con la de Alemania. Ese morbo ineludible sólo se agrandó después de este cruce de cuartos, que iba 1-1 y vio al nacido en Buenos Aires convertir el gol de la ventaja y gritarlo con todo.
Lejos de retractarse por su festejo apasionado, Peillat redobló la apuesta. “A la gente que está sentada en el sillón de su casa y criticando lo que uno obtuvo, qué le voy a decir… Hagan lo mejor para el país y sigan para adelante. Cada uno es dueño de su vida y puede tomar la decisión que quiere. Cuando representé a la Argentina lo hice de la mejor manera, y que me digan las cosas que me dicen me hace pensar ‘qué buena decisión tomaste al final del día'”, dijo en una entrevista.
El esfuerzo de Los Leones no deja lugar a reproches, porque combatieron el buen juego colectivo de los europeos con una presión incesante, con fuego directo -bochazos largos, recepciones y definiciones- y con precisión: sus dos tantos, uno de Maico Casella y otro de Agustín Mazzilli tras un grandísimo pase de Bugallo, les permitieron soñar hasta la última bola. Pero literalmente, eh. Los alemanes debieron resistir dos corners cortos agónicos, entre los últimos 20 segundos, y se mantuvieron con vida pura y exclusivamente por las manos del arquero Danneberg.
Para la Argentina, una lástima, porque quedó la sensación de que el pase a la semifinal -y de quedar a tiro de una medalla- no era tan inalcanzable. La última ficha que ofrecerá el hockey, una de las disciplinas que siempre invitan a soñar con una presea, está en manos de Las Leonas. Hoy lunes, el rival será el mismo: las argentinas, segundas en su zona, se enfrentarán a unas alemanas que terminaron terceras.