Orgullo marplatense: Peñarol lo hizo de nuevo

Peñarol ganó un partido decisivo en los últimos minutos

¿Peñarol? Multicampeón de la Liga Nacional. El equipo de Hernán Laginestra sufrió una de las peores derrotas que se le recuerden en playoffs en el primer partido de cuartos de final, y salió al segundo decidido a pelearlo, a ganarlo, a quedarse con la ventaja de localía.

El “milrayitas” hizo un partido perfecto, sacó diferencia, la sostuvo, la aguantó en los momentos calientes y volvió a cortarse en el último parcial para terminar cómodo 85 a 70 y con la posibilidad, otra vez, de cerrar la serie y dar el gran golpe de la competencia en el Polideportivo Islas Malvinas.

En la previa de la serie, la sensación es que si había un partido que se podía traer Peñarol, era el primero. Porque llegaba con el envión de la serie con San Martín de Corrientes y Quimsa tenía la inactividad de los clasificados directamente a cuartos de final.

Pero el campeón arrasó y no le dio chances. No sólo fue posible, sino que lo hizo con una autoridad que llamó la atención, que hace ilusionar a los hinchas “milrayitas” que jugarán su propio partido en las tribunas del Polideportivo el jueves y sábado.

Sería injusto destacar individualidades cuando el triunfo se apoyó en un sólido trabajo colectivo. Pero también sería injusto no reconocer actuaciones que rozaron casi la perfección y que fueron determinantes para el resultado final.

Diamon Simpson, siempre decisivo en las sombras con el trabajo “sucio”, se adueñó de la pintura con 19 puntos y 11 rebotes.

La lucidez de los bases, hizo la otra parte. Joaquín Valinotti (17 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias) y Víctor Fernández (15/5/5), también se llevaron una nota alta.

Era un partido de 40 minutos, por eso, el 29-12 con el que el “milrayitas” ganó el cuarto inicial, ilusionó pero no desenfocó al equipo que sabía que no había lugar para relajarse. Que apenas le dieran un poco de vida, la “Fusión” iba a sacar a relucir su poderío y jerarquía.

Entonces, mantuvo la intensidad de aro a aro, defendió como lo hizo con San Martín y atacó con inteligencia para irse al descanso 53-34, más cerca, pero todavía muy lejos.

Ese tercer cuarto fue de aguante. Porque Quimsa salió decidido, lo que no aparecía por juego apareció por empuje y lo luchó, lo emparejó, lo ensució y lo llevó a un terreno de confusión a Peñarol que se quedó sin gol.

Entonces, cuando se quiso acordar, se arrimó a cuatro puntos y parecía que iba a ser difícil sostener. Pero Peña se fue arriba por 6 (63-57), respiró profundo y volvió a ser el de los primeros dos cuartos.

Los 10 minutos finales fueron perfectos, con ofensivas largas, con buenas decisiones, con Thornton con apariciones tan esporadícas como determinantes, con Valinotti y Fernández haciendo correr la pelota, con Simpson peleando hasta el último segundo, con todos aportando lo suyo, con Quimsa rendido a los pies de los marplatenses, que dieron el golpe y quedaron con todo a pedir de ellos.

 

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