El grupo de especialistas Eslabón Perdido realizó una nueva expedición y hay supuestas implicancias internacionales para encubrir la llegada del submarino alemán al país
La expedición que busca develar los misterios sobre el submarino nazi hundido frente a las costas de Quequén, cercana a la ciudad bonaerense de Necochea, sufrió de un nuevo obstáculo con la sospechosa aparición de “chatarra metálica” en la zona de investigación.
A pesar de ello, nuevas fotografías compartidas por los especialistas parecen demostrar la similitud entre el pecio y las embarcaciones de la armada alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde el pasado 9 de abril los investigadores del grupo Eslabón Perdido trabajan en el lugar para obtener imágenes más nítidas que podrían verificar el origen de la embarcación hundida.
Sin embargo, al descender nuevamente en las coordenadas, tras dos años sin poder acceder por restricciones del Gobierno, se encontraron con una “sorpresa” desalentadora: la aparición de toneladas de desechos metálicos contaminando el escenario.
“Arrojar ese volumen de material no es para cualquiera. Es muy llamativo. La zona del escenario ahora está contaminada y eso nos obliga en cierta manera a evaluar la situación ydetener nuestro trabajo porque así no podemos seguir”, mencionó Abel Basti, escritor de “Hitler en Argentina” e investigador a cargo de la búsqueda.
Además, dejó entrever la sospecha acerca de la proveniencia de esos desechos ubicados en las inmediaciones del pecio.
“Cuesta pensar que toneladas de chatarra hayan sido arrojadas por coincidencia en el punto donde hay un submarino nazi. Es raro porque quien se quiere desprender de eso tiene que hacer un gasto que implica grúas y traslado cuatro kilómetros adentro para arrojarlo al mar. No resulta razonable”.
A pesar de las dificultades presentadas en esta nueva etapa de la expedición, los investigadores pudieron recabar nuevas imágenes que permitirán identificar con precisión el origen del que podría ser un submarino nazi que llegó a la costa argentina tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y con la huída de jerarcas del Tercer Reich, entre los que se podría encontrar Adolf Hitler, según aseguran desde la organización.
Bajo los 28 metros de profundidad en los que se encuentra sumergido, los investigadores trabajaron con cámaras subacuáticas, tecnología ROV (Remotely Operated Vehicle) y dos sonares, uno de barrido lateral y otro acústico, para poder geoposicionar las piezas del submarino, algo que los peritajes de la Prefectura Naval realizados anteriormente no habían llevado a cabo.
El hallazgo del posible submarino nazi de 80 metros de largo por 10 de ancho fue detectado a 4,2 kilómetros de la costa y a 28 metros de profundidad por el grupo de investigación Eslabón Perdido en 2022.
Una vez descubierto, realizaron la denuncia ante la Prefectura Naval Argentina, quienes constataron su aparición y señalaron que no contaban con el registro de esta embarcación, por lo que comenzaron una investigación.
Según un informe presentado por los ingenieros navales Juan Martin Canevaro y Andrés Miguel Cuidet durante ese entonces, las características de los restos encontrados coinciden con el tipo de embarcaciones que utilizaba la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y se investiga si podría tratarse de la huida de distintos jerarcas a la Argentina.
Una vez comenzada la indagación, las autoridades nacionales frenaron el avance de investigaciones paralelas por parte del grupo de científicos, lo que levantó sospechas al interior de la asociación. “Durante todo el Gobierno anterior nos paralizaron, no nos permitieron entrar al área”