La reconocida figura del arte mundial se destacaba por sus obras basadas en el agrandamiento y la deformación de los volúmenes.
Este viernes 15 de septiembre una dura notica golpeó a la industria del arte y es que el artista colombiano Fernando Botero falleció a los 91 años en su casa del Principado de Mónaco, luego de haber pasado varios días hospitalizado luchando contra un cuadro de neumonía. El indiscutible talento de Botero no solo había logrado dejar una huella en la historia del arte en su país, sino que logró traspasar las fronteras y conseguir reconocimiento a nivel mundial.
Nacido el 19 de abril de 1932 en Medellin, la carrera de Fernando Botero se vio brillante desde sus primeros pasos en el arte, caracterizándose por el agrandamiento o la deformación de los volúmenes, un practica que sin dudas marcaba su esencia en cada una de sus obras presentadas. Algunas de sus piezas fueron exhibidas en grandes ciudades y museos del mundo. Sus creaciones pasaron por el Grand Palais de Paris, los Campos Eliseos, el Palacio de Venecia, la Quinta Avenida de Nueva York, el museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, el MOMA, y muchos mas.
Te podria interesar: El Cosquín Rock confirmó la grilla de su edición 2024
Botero también se encargó de donar varias esculturas a diversas ciudades del mundo, tales como el Big Bird a Singapur, El Caballo a Santiago de Chile, la Mujer con espejo en Madrid, el Gato a Barcelona, el Maternidade en Lisboa, el Broadgate Venus en Londres, Caballo en Medellín, el Jinete en Jerusalén y varias más.
Fue el mismo artista quien se encargó de crear el Torso de mujer, que popularmente es conocido como La gorda, la escultura ubicada en la ciudad de Medellín y que podría ser sin problema la pareja del torso ubicado en el barrio porteño de Retiro en Argentina.
A lo largo de su carrera, y en más de una ocasión, Fernando Botero se encargó de confesar que antes que cualquier otra cosa, él se sentía un pintor. Incluso en una entrevista junto al periodista mexicano Ricardo Rocha, reveló que en 1974 había decidido dejar de pintar por un tiempo, en busca de “aprender el oficio de escultor”. No obstante, esta decisión no alteró su característico estilo a la hora de crear arte, ya que trasladó el mismo concepto que utilizaba en la pintura hacia sus esculturas. “Todo artista considerado importante deformó de alguna manera la naturaleza y así lo hice yo también”, explicó el creativo en aquel momento. La primera pieza que Botero logroo esculpir fue su propia mano izquierda y, fiel a su estilo, el volumen deformado fue el detalle protagonista.
