Un estudio sobre los microplasticos reveló que estas partículas microscopias pueden ingresar a nuestro organismo por el aire que respiramos.
La invasión de microplásticos no solo ha atravesado el aire, el agua y los alimentos, sino que ahora también se sabe que logran filtrarse en nuestra sangre y alcanzar el cerebro. Esto puede terminar afectando al organismo en el corto y el mediano plazo.
Estudios recientes dan cuentas de que las partículas microscópicas de plástico conocidas como microplásticos se elevan a la atmósfera contaminando el aire, el agua, la tierra, los alimentos y el cuerpo. Lo respiramos, lo incorporamos a nuestro organismo no solo a través del consumo de alimentos que los contiene, sino que además lo aspiramos y va directamente a nuestro cerebro.
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Este año se publicó una investigación que reveló un hecho que alerta: las partículas de los plásticos logran atravesar la barrera hematoencefálica de los mamíferos, es decir que pudo perforar esa capa de células que actúa como límite para los agentes nocivos al cerebro, habilitando únicamente el ingreso de los nutrientes y el agua.
El mismo estudio explica que algunas de las moléculas de plástico que llegan a la barrera quedan imbuidas en la membrana, alterando su fisiología, mientras que otras logran cruzarla.Estas últimas alcanzan el cerebro y penetran las neuronas, con graves consecuencias patológicas. Entre los efectos que más preocupan se encuentra el desarrollo en la etapa prenatal.
Con el uso de ratones se pudo comprobar que el Biofenol A (BPA), que es un bloque disfuncional de plásticos y aditivos plásticos en el que se combina dos moléculas de fenol y una de acetona, provoca un descenso en los receptores del neurotransmisor de la oxitocina en los embriones provocando alteraciones en la sociabilidad durante la vida de esos animales.
En este sentido, investigaciones relacionadas demostraron que los microplásticos también afectan de manera negativa a las neuronas que secretan la hormona vasopresina produciendo hiperactividad, ansiedad e inhibición en la búsqueda de pareja.
La cantidad de plásticos en el aire afecta a la abundancia del oxigeno
En mayo de 2019, un estudio realizado por el equipo de la doctora Sasha Tetu de la Universidad Macquarie, publicado en la revista Communications Biology arrojó resultados alarmantes de su estudio titulado “Plastic leachates impair growth and oxygen production in Prochlorococcus, the ocean’s most abundant photosynthetic bacteria”.
Básicamente, la investigación da cuentas de que el 10 por ciento del oxígeno que la humedad respira proviene de una bacteria llamada Prochlorococcus que habita en el océano, y gracias a las últimas pruebas de laboratorio quedó demostrado que estas bacterias son susceptibles a la contaminación plástica.La experta lo detalla así: “Encontramos que la exposición a sustancias químicas filtradas por la contaminación plástica interfirió con el crecimiento, la fotosíntesis y la producción de oxígeno de Prochlorococcus, la bacteria fotosintética más abundante del océano. Ahora nos gustaría explorar si la contaminación plástica está teniendo el mismo impacto sobre estos microbios en el océano”.
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Por su parte, la doctora Lisa Moore, coautora de la investigación dice que “estos pequeños microorganismos son críticos para la red alimentaria marina, contribuyen al ciclo del carbono y se cree que son responsables de hasta el 10 por ciento de la producción global total de oxígeno”.
Y destaca la importancia clave de ellos para la salud de los océanos: “Una de cada diez veces que respiras es gracias a estos pequeños, pero no se sabe casi nada sobre cómo las bacterias marinas como el Prochlorococcus responden a los contaminantes humanos”. Al momento se conoce que la contaminación plástica causa pérdidas anuales por un valor de más de 13.000 millones de dólares en daños económicos en los ecosistemas marinos, y si algo de esto no se revierte, se estima que el peso del plástico en los océanos superará al de los peces para el año 2050.