Este 25 de junio de 2023 se cumplen 14 años desde el día en que Michael Jackson sufría una intoxicación aguda que le causó la muerte.
Un 25 de junio de 2009 Michael Jackson era víctima de una intoxicación aguda de propofol y benzodiacepina mientras permanecía en su casa en North Carolwood en el barrio de Milmby Hills de Bel-Air, Los Ángeles, que terminó por causarle la muerte.
Luego de que la estrella del pop mundial sea declarado como muerto, su médico personal Conrad Murray aclaró que había encontrado a su paciente en su habitación, sin respirar y con el pulso apenas detectable, por lo que se encargó de aplicar maniobras de RCP que terminaron siendo en vano. Tras una llamada al 911, Jackson fue tratado por unidades de paramédicos que terminaron sentenciando su deceso en el Ronald Reagan UCLA Medical Center.
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En principio, se señaló la posibilidad de que su muerte hubiese tenido lugar una hora más tarde de recibir una inyección de petidina, un analgésico por el cual Jackson sufrió una adicción hacia los años 90. Murray en un interrogatorio confesó que no había proporcionado a su cliente el fármaco del que algunos continuaban diciendo que era adicto, pero si reconoció haberle inyectado una dosis de propofol, un fuerte analgésico que debe ser administrado por un equipo de monitorización y reanimación especializado, que el médico no utilizaba.
De esta manera, el 28 de agosto del año 2009, el juez de instrucción del condado de Los Ángeles termino afirmando que la muerte de Michael Jackson había sido un homicidio. Solo horas antes de su fallecimiento, Jackson había recibido en su casa una dosis de propofol y dos benzodiacepinas anti-ansiedad, iorazepam y midazolam. Su médico personal recibió una condena por homicidio involuntario en 2011, cumpliendo con dos años de prisión.
Así, la muerte de Michael Jackson provocó una revolución a nivel mundial, creando aumentos sin precedentes del tráfico de internet y causando que las ventas de material musical propio y de los Jackson 5 aumentaran de forma repentina. De este modo, Jackson también tenía la intención de llevar a cabo una serie de conciertos de regreso frente a un millón de personas en el O2 Arena de Londres, que no pudo concretar.
Tras la conmocionante muerte, el 7 de julio de 2009, se llevó a cabo un servicio conmemorativo público para el cantante en el Staples Center de Los Ángeles, donde había ensayado para comenzar sus conciertos en Londres en la noche de su muerte. En 2010, la compañía de Sony Music Entertainment terminó firmando un acuerdo de 250 millones de dólares con el patrimonio de Jackson para poder quedarse con los derechos de distribución de sus producciones hasta 2017 y lanzar siete álbumes póstumos durante la siguiente década.