Un 21 de mayo de 1960 nacía en Milwaukee, Wisconsin, uno de los asesinos en serie y delincuente sexual más conocidos de la historia estadounidense: Jeffrey Dahmer cumpliría 63 años.
Jeffrey Lionel Dahmer nacía un 21 de mayo de 1960 en Wisconsin, para crecer y terminar convirtiéndose en el caníbal de Milwaukee o el monstruo de Milwaukee, como lo apodaron luego de ser condenado por asesinar y desmembrar a diecisiete hombres y adolescentes entre 1978 y 1991.
Dahmer fue el primero de dos hijos del matrimonio de Joyce Annette, una instructora de máquinas de teletipo, y de Lionel Herbert Dahmer, estudiante de química de la Universidad Marquette. Algunas personas afirman que Dahmer fue privado de atención cuando solo era un niño, mientras que otras afirman que en general fue un bebe mimado, aunque su madre era conocida por su personalidad tensa, ávida de atención y compasión, además de que sus vecinos fueron testigos de sus numerosas peleas con Dahmer padre.
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Cuando Dahmer entró en el primer curso, los estudios universitarios de Lionel le mantenían lejos de casa, por lo que cuando se encontraba en el hogar su mujer, diagnosticada con depresión, requería de demasiada atención, dado a que cada vez pasaba más tiempo en la casa. Como consecuencia, ninguno de los padres podía dedicar mucho tiempo a su hijo, por lo que desde muy joven se sentía “inseguro de la solidez de la familia”.
Dahmer fue un niño enérgico y alegre pero cada vez se fue notando más apagado, empeorando luego de una doble operación de hernia poco antes de su cumpleaños número 10. Desde una temprana edad, Jeffrey manifestó interés por los animales muertos, mostraba fascinación ante el sonido que hacían los huesos de los mismos y explorar sus cadáveres.
Después de mudarse al municipio de Bath, en el condado de Summit, en medio de una cena familiar, cuenta Lionel Dahmer, el pequeño niño le preguntó que pasaría su pusiera los huesos en lejía, por lo que su padre asumió que su hijo estaba despertando curiosidad científica, terminando por demostrarle la forma más segura de blanquea y conservar huesos animales y humanos. Lo que no sabía Lionel es que ese sería el despertar de una de las bestias asesinas más peligrosas de la historia estadounidense.
El primer asesinato de Jeffrey Dahmer tuvo lugar en 1978, tres semanas después de haberse graduado y su víctima fue un joven de 19 años llamado Steven Mark Hicks. Dahmer invitó al joven a su casa con el pretexto de beber unas cervezas, ya que tenía la casa para él solo.
En tanto, según el asesino, la vision de Hicks con el pecho desnudo de pie al lado d ela carretera despertó deseos sexuales sobre él, aunque cuando el mismo comenzó a hablar de chicas, se dio cuenta que su insinuación sexual sería rechazada. Luego de hablar varias horas, Hicks quería irse, pero eso no estaba en los planes de Dahmer. Por lo que tomó una mancuerna de 4,5 kg y lo golpeo en la cabeza. Cuando la víctima cayó inconsciente, Dahmer lo estranguló hasta la muerte con la barra de la mancuerna, para más tarde quitarle la ropa del cuerpo, explorar su pecho y masturbarse sobre él.
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Un día más tarde, el homicida diseccionó el cuerpo de Hicks en su sótano para poder enterrar sus restos en una tumba poco profunda de su patio trasero. Semanas más tarde, desenterró los restos y separó la carne de los huevos, para poder disolverla en ácido y así tirar la solución por el inodoro.
Este solo fue el principio de un gran historial de asesinatos. En total, Jeffrey Dahmer mayo a diecisiete jóvenes entre 1978 y 1991. Doce de sus víctimas fueron asesinadas en su departamento ubicado en North 25th Street, mientras que otras tres en la residencia de su abuela en West Allis, una más en la casa de sus padres y otra en el Hotel Ambassador de Milwaukee.
Su arresto se produjo en julio de 1991, cuando Tracy Edwards, su última vicitma consiguió escapar esposado. Un policía lo vio y decidió investigar el apartamento del hombre que lo había esposado y, al revisar las habitaciones, descubrieron fotografías de cadáveres. Dahmer quiso huir, pero terminó siendo detenido. Finalmente, terminó siendo sentenciado a 15 cadenas perpetuas consecutivas. Incluso, en medio del juicio el criminal admitió haber practicado canibalismo y devorado los bíceps de una de sus víctimas.