Martina reingresó a la casa de Gran Hermano para cumplir lo que había prometido, le sugirió a Julieta que su novio le había sido infiel. La bailarina rompió en llanto.
Martina Stewart Usher y Julieta Poggio habían compartido solo dos semanas de convivencia en Gran Hermano y ambas habían sido conflictivas. Ahora, que la segunda eliminada del reality tuvo su oportunidad de reingreso para apoyar a Nacho Castañares, la relación empeoró y la finalista de Villa Devoto terminó en lágrimas.
El conflicto en esta ocasión nació en que Martina comenzó a cantar una canción, pero con una particular estrofa. Se trató del tema que Shakira le dedicó a Gerard Pique, donde lo acusaba de infiel, y a Julieta la indirecta no le dio nada de gracia.
“Tiene nombre de persona buena, claramente no es como suena. Es un forr.. que la cagó con todas y encima me manda las fotos. Las tengo guardadas en mi celular”, tarareó con aires de inocencia la recién llegada.
En ese instante Tomas Holder intentó salir en defensa de la bailarina. “Mi compañero de equipo sabe que estas mintiendo, ¿o no, Juli?”, lanzó el influencer. Julieta Poggio se mostró enfurecida desde ese instante respondiendo: “No sé nada”.
Solo horas más tarde, la instagramer se puso a llorar desconsolada por las chicanas de Martina, quien no para de intentar desestabilizarla. “Me cansa todo el tiempo como habla. Todo el tiempo me pone de mal humor. Me frustra”, dijo secándose las lágrimas en medio de una crisis.
El llamado de atención de Gran Hermano a Julieta Poggio
Los jugadores de Gran Hermano 2022 estuvieron de fiesta, la cual tuvo una temática brasileña. En esta, la producción le entregó a sus jugadores una serie de ingredientes para que preparen típicos platos de Brasil, incluyendo algunas bebidas.
En determinado momento, después de pedirle a Mora que le compartiera de su caipirinha ya que se le había acabado su copa, Julieta fue citada en el confesionario.
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Al escuchar la convocatoria todos los participantes, incluyendo a los recién llegados, comenzaron a cantar a coro “Cagada a pedos”, mientras la hermanita se dirigía a la habitación donde llamaron por su presencia.
Al regreso de Poggio a la habitación ya no estaba tan alegre y su rostro reflejaba seriedad, para después confirmar el pedido de Gran Hermano de que deje de beber.