El cineasta franco-suizo, uno de los máximos exponentes de la industria audiovisual, falleció hoy a los 91 años. El director se sometió a un "suicidio asistido" en su casa de Rolle, Suiza, donde lo acompañaron sus seres queridos.
Según informaron fuentes cercanas al medio francés Libération, “no estaba enfermo, simplemente estaba agotado. Así que había tomado la decisión de acabar con su vida. Era su decisión y era importante para él que se supiese”. La eutanasia es legal en Suiza, por lo que estuvo cuidado y acompañado en sus últimos momentos.
Nacido el 3 de diciembre de 1930 en París, Godard comenzó su carrera como crítico de cine en la década del 50 en revistas como Cahiers du Cinéma, en las que usaba el seudónimo de Hans Lucas. En 1954, tras la muerte de su madre, se instaló en Suiza, donde trabajó como albañil, oficio que le sirvió de disparador para su primer documental: Operation Béton.
De regreso en Francia, continuó con Une femme coquette (1955), Tous les garçons s appellent Patrick (1957) y À bout de souffle (1959), el largometraje que marcó un momento bisagra en su carrera. Con guión de François Truffaut y la colaboración de Claude Chabrol, la película contó con Jean-Paul Belmondo y Jean Seber como protagonistas y rompió con las técnicas tradicionales de filmación. De esta manera, se posicionó como uno de los grandes referentes del cine experimental y testimonial, haciendo uso de su cámara en mano.