Según relaciones cercanas de la pareja, la dupla de Ojo de Agua se había separado dos años atrás, pero el continuaba agrediéndola
La primera víctima de un femicidio del año 2023 en Santiago del Estero ya tiene nombre y apellido: Micaela Elizabeth Corvalán fue asesinada el pasado sábado por su expareja, quien lanzó dos disparos a su cuerpo y terminó quitándose la vida. El único testigo el hecho fue el hijo que tenían en común, quien tiene 7 años de edad.
El menor en cuestión rompió en llanto en la escena del crimen, lo que alertó a uno de los vecinos de la vivienda, la cual se encuentra ubicada a metros de la ruta nacional 9, dentro del barrio El Tala de Ojo de Agua. Tal preocupación generó el grito desconsolado del niño en el hombre, que este decidió acercarse al domicilio y al llegar encontró los dos cuerpos tirados en el comedor de la casa.
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Los primeros testimonios indicaron que Corvalán había decidido poner fin a la relación con el padre de su hijo, Walter Román Gutiérrez, dos años atrás, pero él no lo quería aceptar. El trágico final se dio en el marco de un almuerzo que el sujeto iba a compartir con su hijo en la vivienda de su ex pareja.
Gutiérrez era un policía de 31 años y decidió dispararle en dos ocasiones a la mujer. Una de las dos balas impacto directo en la cabeza de Micaela, matándola en el acto. Segundos más tarde, el asesino disparó en su propia cabeza y cayó sin vida a metros del cadáver de su víctima. Todo esto frente a los ojos del niño menor de edad.
El caso se encuentra bajo el ojo de la investigación de la fiscal de genero Lucia González Farías, quien decidió caratular el episodio como un “femicidio seguido de suicidio”. El niño, que fue testigo de la peor escena de horro, fue puesto bajo custodia familiar y recibirá asistencia psicológica.
Este no es el primer caso en que un niño es testigo del femicidio de su madre. La noticia corrió en el país luego de que se condene a prisión perpetua a José Antonio Rangel Moyetón, el venezolano que en abril de 2021 apuñaló 47 veces a su pareja delante de su hijo de 3 años en Flores, barrio porteño.
El condenado contaba con antecedentes penales por homicidio en su pais y, en esta ocasión, fue sentenciado por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 17 de Capital Federal por el delito de “homicidio doblemente agravado por haber sido cometido contra una persona con la que mantenía una relación de pareja y por haber mediado violencia de género”.
